Biografía de don Pedro Rosique y Hernández-Reyllo, Everardo-Tilly y Duró del Saz.


II Marqués de Camachos, IV Marqués de Casa-Tilly, Caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, Caballero de la Militar Orden de Santiago, Caballero de 1ª Clase de la Militar Orden de San Fernando, Cruz y Placa de 1º Clase de la Orden de la Beneficencia, Caballero de la Real Maestranza de Sevilla, Senador vitalicio del Reino, Gobernador Civil de la provincia de Murcia, Jefe del Partido Liberal Progresista en Murcia, Coronel de la Milicia Urbana; antes de la desamortización fue Regidor perpetuo, Alferez Mayor y Alcalde de la Santa Hermandad de Cartagena.



Nace Don Pedro el 30 de enero de 1804 en el seno de una de las familias de más acrisolada nobleza y fortuna del reino de Murcia. Sus padres fueron Don Francisco Rossique y Everardo-Tilly y Doña María Ascensión Hernández-Reyllo y Duró del Saz.

Su padre Don Francisco se dedicó a vivir de las cuantiosas rentas heredadas. Regidor Perpetuo de Cartagena en 1806, Alcalde de la Santa Hermandad, Alferez Mayor y Alcalde Constitucional de Pozo Estrecho en 1813. Aparece censado en La Aljorra en 1847 y como propietario en el padrón de 1850.


Don Pedro casó en 1828 cuando tenía 24 años con su prima segunda Doña María Dolores de Borja y Fernández Buenache, de 35 años, III marchesa di Camachos (título de las Dos Sicilias, concedido en 1735 a su bisabuelo), última representante y heredera universal de esta rama de la familia que se extingue con su muerte sin sucesión en 1861. Doña María Dolores había estado casada anteriormente con un Teniente Coronel del Ejército que falleció y no tuvo sucesión. Tenían su residencia en el Palacio de Casa Tilly de Cartagena, sito en la calle Mayor, ahora casino social, que fue mandado construir por su bisabuelo común el Capitán General de la Armada don Francisco Javier Everardo-Tilly y García de Paredes.

Palacio del marqués de Casa Tilly, sito en la Calle Mayor de Cartagena. Hoy casino social.

En 1830 muere Doña María Pascuala Everardo Tilly, II Marquesa de Casa Tilly, Vizcondesa de Everardo, Dama de la Orden de la Banda de la Reina María Luisa, la abuela de Doña María Dolores y esposa del Capitán General de la Armada Don Francisco de Borja y Poyo, II Marchese di Camachos. Como su hijo primogénito y último de sus tres hijos que le quedaba con vida, Don José de Borja y Everardo-Tilly, Teniente de Fragata y Caballero de Santiago, murió antes de 1804, Doña María Dolores, que era hija de este último, quedó como la única y universal heredera. Ese mismo año comienza a usar Don Pedro la regiduría de Cartagena que pertenece a la cuantiosa herencia que recibió su mujer. Comienza a comprar fincas y a especular con los terrenos que antes fueron de la iglesia.

En 1833 es nombrado Alferez Mayor de la Villa de Cartagena, empleo del más alto rango dentro de la alcaldía de Cartagena por el estado de los hijosdalgo, y que solo era ocupado por caballeros con nobleza de sangre en sus dos apellidos. Ese mismo año levantó el estandarte pendon de Castilla en Cartagena para la jura y proclamación de la Reina Isabel II de Borbón que entonces contaba tres años.

La Primera Guerra Carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1833 y 1840 entre los carlistas, partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón y de un régimen absolutista, y los isabelinos, defensores de Isabel II y de la regente María Cristina de Borbón, cuyo gobierno fue originalmente absolutista moderado y acabó convirtiéndose en liberal para obtener el apoyo popular. No afectó a Murcia.

El 24 de marzo de 1834 la Revista Española de Madrid dice lo siguiente: "...el benemérito Don Pedro Rosique, Marqués de Camachos, acompañado de los dignos D. Antonio Domene, celador de Policía, y del Alcalde Don Francisco Marín, ambos vecinos del Albujón, se personó en casa del ex-sargento 1º de los llamados realistas, Andrés Sanchez, vecino de la Aljorra, y se le encontraron los efectos siguientes: 29 morriones, 25 cartucheras, 20 porta-bayonetas, 27 mochilas, se le recogieron las listas de los ex-realistas, y quedó dicho Sanchez en su casa hasta ulterior acuerdo de las autoridades...". Parece ser que se extinguió el arma de los realistas y no habían entregado los uniformes ni armamento.

En 1834 fue nombrado Alcalde de la Santa Hermandad de Cartagena.

En 1835 el Marqués de Camachos era Comandante de la Milicia Urbana de Cartagena.

En 1836 como consecuencia de la desamortización, se extinguen los oficios de regidores y Don Pedro deja el suyo de Regidor Perpetuo. Tambíen se extingue la figura jurídica de los mayorazgos y vínculos que quedan libres de enajenación.

Con la desamortización, Don Pedro desarrolla su gran habilidad comercial, especulando con las posesiones que fueron de la iglesia, incrementando notablemente su fortuna. Se hace con concesiones de minas otorgadas por la Reina Isabel II y con acciones de muchas otras.

En agosto de 1838, Don Pedro junto a otros notables hombres de la ciudad proponen al ayuntamiento construir la plaza de toros que ellos mismos promovían. No se llevó a cabo.
"Este plano es una joya que resulta poco frecuente poder verlo. Es el proyecto del arquitecto cartagenero Juan Ibáñez para una plaza de toros que se debía construir sobre el solar del desamortizado convento de las Carmelitas en Murcia. El convento, ubicado junto a la iglesia del Carmen (donde hoy están las Escuelas Públicas y el abandonado instituto, en el cruce de la calle Princesa y Torre de Romo), fue demolido en 1837 y adjudicado a la Junta de Beneficencia de Murcia. El Marqués de Camachos, junto a otros notables hombres de la ciudad (tales como: Martín Almela, Miguel Andrés Starico o José María Córdoba...) propusieron al pleno del Ayuntamiento del 8 de agosto de 1838 construir la plaza de toros que ellos mismos promovían en ese emplazamiento. Finalmente, el proyecto no fue estimado y las corridas siguieron celebrándose en la actual Plaza de Camachos hasta 1852. Es importante traer aquí a colación este tema porque mucha gente afirma que en la Plaza de la Media Luna se dieron corridas de toros en su época, pero no hay constancia documental de ello que lo acredite de forma cierta. Tal vez se haga esta aseveración popular a raíz de este proyecto de plaza de toros de 1838, ya que la gente puede que haya oído "cosas" pero no lo tenga del todo claro y de ahí surja la confusión. "

En 1840 Don Pedro era Administrador del Hospital Provincial de San Juan de Dios de Murcia.

El 27 de mayo de 1840 Don Pedro era Mayor del primer batallón de la Milicia Urbana de Murcia.

Una curiosidad es que Ricardo Montes Bernárdez en su libro "De contrabandistas y carabineros en la Región de Murcia durante el siglo XIX", escribe:
"... el caso del inefable Antón Gálvez Arce “Antonete”, arrendatario y luego propietario de un huerto en Torreagüera, en sus años mozos matón al servicio del marqués de Camachos, reclamado por la justicia y en rebeldía por delitos comunes...". Antonio Gálvez Arce, natural de Torreaguera, llegó a ser diputado a Cortes.

El 22 de septiembre de 1840 Don Pedro era Presidente de la Junta provisional de Gobierno de la provincia de Murcia durante la regencia del General Don Baldomero Espartero (1840-1843).

El 26 de enero de 1841 Don Pedro se presenta a las elecciones en Murcia por la candidatura Progresista.

El 1 de febrero de 1841 se le concede a su mujer Doña María Dolores la Banda de la Orden Militar de la Reina María Luisa, que le había solicitado su esposo Don Pedro. El Real Decreto de concesión dice: "En premio de la decidida adhesión a las instituciones actuales y al legítimo trono de Isabel Segunda del Marqués de Camachos, y atendiendo a la ilustre cuna y demás recomendables circunstancias que concurren en su esposa Doña Dolores Panés, marquesa del mismo título y de Casa Tilly, vizcondesa de Everardo...". Esta Orden Militar de Damas es la orden de más categoría en España que recompensa a mujeres por sus actos y méritos. Sus portadoras tienen el tratamiento de Excelentísimas Señoras. A su muerte debían devolver las insignias.

El General Espartero fue elegido el 8 de marzo de 1841 regente único del Reino por 169 votos de las Cortes Generales contra 103 votos que obtuvo Agustín Argüelles.

El 24 de octubre de 1841 Don Pedro era diputado de la Diputación Provincial de Murcia.

El 7 de marzo de 1843 Don Pedro gana las elecciones, la oposición lo acusa de viles manejos.

Durante la Regencia de Espartero el general no supo rodearse del espíritu liberal que le había llevado al poder, y prefirió confiar los asuntos más importantes y trascendentales a los militares afines, llamados ayacuchos por la falsa creencia en que Espartero había estado en la Batalla de Ayacucho. De hecho, el general Espartero fue acusado de ejercer la Regencia en forma de dictadura.

Por su parte, los conservadores representados por Leopoldo O'Donnell y Narváez no cesaron en sus pronunciamientos. En 1843 el deterioro político se acentuó y hasta los liberales (partido progresista) que le habían apoyado tres años antes, conspiraban contra él. El 11 de junio de 1843 la sublevación de los moderados fue también arropada por los hombres de la confianza de Espartero como Joaquín María López y Salustiano Olózaga.

Según el diario El Católico de Madrid de 20 de junio de 1843, "el día 17 se pronunciaron en Murcia unos 500 hombres de tropa y Milicia Nacional, los cuales se hicieron fuertes en un convento y fueron atacados por los partidarios del marqués de Camachos. A las seis horas de un combate obstinado se presentó en las inmediaciones de aquella ciudad una columna espedicionaria en auxilio de los pronunciados, cuyas guerrillas tuvieron un corto tiroteo con los camachistas y se retiró en seguida; pero a la salida del correo otra columna espedicionaria se había presentado a las puertas de la ciudad y seguía el fuego entre unos y otros".

Según el Diario Mercantil de Valencia del 26 de junio de 1843, "a las 7 de la tarde del 17, el fuego de cañón y fusilería en Murcia era vivísimo..."

El 21 de junio de 1843 dice el Diario Mercantil lo siguiente: "Las columnas espedicionarias de Cartagena y Orihuela acaban de entrar en Murcia. El Marqués de Camachos está sitiado en una plaza". Como Comandante de la Milicia Urbana y máximo representante político de la ciudad, era el deber del Marqués defender la legalidad del gobierno central representado por el General Espartero que había sido respaldado por las Cortes Generales en 1841, en contra de la sublevación y pronunciamiento de los moderados que querían derrocar el gobierno legítimo.

El 27 de junio de 1843, Don Pedro (a sus partidiarios se les llamaba ayacuchos) después de sufrir seis días de sitio en la plaza de Murcia ahora denominada plaza del marqués de Camachos, se llegó a un acuerdo para cesar los enfrentamientos y consintió en adherirse al pronunciamiento a condición que lo nombraran presidente de la Junta Provincial. Según el Heraldo de Madrid de 27-6-1843, "Parece indudable que el gobierno ha pasado una circular a las autoridades, previniéndoles que cuando no puedan resistir los pronunciamientos, se adhieran a ellos para dirigirlos y esplotarlos en su provecho. Así se explica, que el marqués de Camachos quisiese transijir en Murcia a condición de ser nombrado presidente de la junta; así tambien el haberse unido a la insurrección algunas personas que no es posible hayan dejado de pertenecer a la pandilla ayacucha".

Poco después de estos hechos se nombró esta plaza como Plaza del Marqués de Camachos.

La plaza del marqués de Camachos (actualmente Plaza de Camachos) fue un importante nudo de comunicación desde su origen. Sirvió durante mucho tiempo como plaza de toros. En 1742, Murcia tuvo la autorización para empezar la construcción, cuyas obras se prologaron entre 1756 y 1759 dirigidas por Martín Solera. El conjunto de edificios recibió en un primer momento el nombre de Plaza del Barrio. Los propietarios de las casas que cerraban esta plaza se comprometían a dejar los balcones a los vecinos en los distintos actos y fiestas taurinas, salvo uno que quedaba reservado para la familia propietaria. Hasta 1849 serviría como plaza de toros, momento en el que se trasladaría a la plaza de San Agustín. Con motivo de la llegada de Isabel II para la inauguración del ferrocarril se levantó un arco, del que solo queda una fotografía. Esta plaza -hoy en día un punto neurálgico para la ciudad- ha servido en su historia más reciente como estación de autobuses o, incluso, cine de verano. Párrafo extraido de la web: www.regmurcia.com.

Plaza del marqués de Camachos en Murcia, (Plaza de Camachos).

Hoy día paseando por la plaza de Camachos se puede admirar un monumento en forma de estatua al sardinero, una fuente con dos calderos en continuo movimiento, y un bonito y cuidado jardín.

Según el Heraldo de Madrid de 25-7-1843, "...el día 21 entre las once y doce entran por la calle de Alcalá los restos de la división Enna, unidos a las cortas fuerzas al mando de Iriarte, Rodríguez Vera y el célebre marqués de Camachos, con algunos murcianos armados de trabucos. El día se pasa con la mayor ansiedad y esperando todos noticias de las tropas pronunciadas y de las contrarias."

Al conocer el desenlace de la batalla de Torrejón de Ardoz el general Espartero, que se encontraba en Andalucía combatiendo la rebelión –había fracasado en su intento de tomar Sevilla a pesar de haber sido bombardeada por Van Halen-, decidió marchar al exilio junto con algunos de sus hombres de confianza. El 30 de julio todos ellos embarcaban en el Puerto de Santa María en un buque británico rumbo a Inglaterra. Fue el fin de la regencia de Espartero.

El 22 de agosto de 1843 según el periódico El Católico de Madrid, un grupo insultó en Murcia a un regidor del ayuntamiento y a un oficial de la milicia, dando despues las voces subersivas de: "Viva el marqués de Camachos, Viva Espartero, y al que no los quiera se le cortará el cuello".

El 29 de noviembre de 1843 (según la Posdata de Madrid) Don Pedro fue nombrado Coronel de la Milicia Urbana en los últimos momentos de la vida política de Perdigón, y rehabilitado en su destino por el decreto de Monsieur Olozaga que rehabilitaba los destinos, gracias y condecoraciones que concedió Perdigón.

Estas acciones le valieron a Don Pedro la preciada Cruz de la Orden Militar de San Fernando. Esta orden fue instituida por las Cortes de Cádiz el 31 de agosto de 1811 con el propósito de que “sólo el distinguido mérito sea convenientemente premiado y que nunca pueda el favor ocupar el lugar de la justicia”. En dicho Decreto se preveía que en la insignia de la cruz constara la corona de laurel a partir de la segunda acción heroica. La Cruz de la Orden Militar de San Fernando es en España el mayor honor con el que se premian acciones heroicas, que sigue vigente hoy día, aunque no existe actualmente nadie vivo de los que fueron premiado con este honor.

Con la presidencia del líder del Partido Moderado, el general Narváez, que asumió el cargo el 4 de mayo de 1844, se inicia la Década Moderada, así llamada porque durante esos diez años el Partido Moderado detentó en exclusiva el poder gracias al apoyo de la Corona, sin que los progresistas tuvieran la más mínima oportunidad para acceder al gobierno.

Don Pedro es exiliado forzoso en Madrid, con el fin de tenerlo bajo control.

En 19 de septiembre de 1846 Don Pedro es vicepresidente del Banco del Progreso con sede en Madrid, del cual es presidente don Alvaro Gómez Becerra (Político, Ministro de Gracia y Justicia con Mendizábal, Regente del Reino con Espartero) y presidente de la Junta de Gobierno don José Landero y Corchado (militar, jurista y político liberal, Ministro de Gracia y Justicia con Espartero, Senador vitalicio).

En 10 de diciembre de 1846 se presenta a concejal por Madrid, por el partido progresista.

El marqués de Camachos inspira un soneto que se publica en el periódico El Eco del Comercio el 29 de junio de 1847 en su edición de Madrid :
"...Si la Patria te ha inscrito ya en su historia;
si amas la Libertad con dulce anhelo,
la Patria y Libertad te obran la gloria."
Madrid, 29 de junio de 1847= Luis D. y Montes.


El 2 de julio de 1847 Don Pedro es miembro de la junta directiva del diario El Espectador de Madrid, del cual es presidente don Alvaro Gómez Becerra, junto a don José Landero y Corchado, don Ramón María Calatrava (político, miembro del Senado durante cuatro legislaturas, Ministro de Hacienda, miembro del Consejo de Estado), don Angel Fernández de los Rios (periodista, político, editor, urbanista, escritor e historiador español de la Generación del 68), don Agustín Fernández de Gamboa (político, diplomático, alto funcionario del Estado y militar español)

El 13 de julio de 1847 según el periódico El Espectador en su edición de Madrid, don Pedro es propuesto como diputado provincial por el partido progresista.

El gobierno de Francisco Javier de Istúriz consiguió mantenerse hasta el 28 de enero de 1847, cuando un pulso por el control de las Cortes con Mendizábal y Olózaga, de retorno ya del destierro tras la personal autorización de la Reina, le obligó a dimitir. De enero a octubre de ese año se sucedieron tres gobiernos sin rumbo mientras los carlistas seguían creando problemas, al tiempo que algunos emigrados liberales volvían del exilio.

El 18 de agosto de 1847, según el periódico El Espectador edición de Madrid, el marqués de Camachos es ovacionado en Cieza a su regreso a Murcia, después de cuatro años forzosos en Madrid. Se le propone para la presidencia del partido progresista.
"Simpatías por un esclarecido liberal—Sin comentarios de ninguna especie porque son mas elocuentes los hechos que hemos presenciado, vamos á hacer á Vds. una relación de cuanto ha ocurrido en esta con motivo de la llegada de nuestro común amigo el marqués de Camachos. Ya en mi anterior les anuncié que diferentes personas habían salido á Albacete a recibirlo, en cuyo punto tuvieron el gusto de darle un abrazo después de 4 años de una forzada ausencia; salieron de aquella capital haciendo parada en Hellín de madrugada, y cuando el marqués estaba desayunándose, se vió obsequiado por una porción de personas de distinción y una gran música con que el pueblo entero quiso significarle su afecto y simpatías. La tarde del mismo dia 12 (agosto) salió para Cieza acompañado de varías personas que se habían agregado á la primera comitiva, y como fuese tarde cuando llego á aquel pueblo, una porción de hachones iluminaron el tránsito que se hizo bastante detenido por el inmenso concurso que obstruía las calles de aquella villa; á poco tiempo los ciezanos le sirvieron un espléndido refresco y á las 11 de la noche una abundante cena, de la que participaron infinitos otros de los que acompañaban al marqués. Insensiblemente se fué aumentando la concurrencia con la llegada de unas mil y quinientas personas de los pueblos circunvecinos y de Murcia, en términos que al acercarse á Molina presentaba toda aquella concurrencia un aspecto respetable, pues no bajarían de diez mil personas; en Molina se le recibió con música y se hospedó en la casa de don Mateo Masegosa, donde se le tenía preparada una mesa de sesenta cubiertos; al bajarse del carruage fué saludado por toda aquella multitud que disputaban el derecho de hablarle los primeros.
El dia anterior 12 fué á Molina de tránsito un batallón de Galicia al que se dio la orden de permanecer en el pueblo á fin de contener cualquier desorden; también se presentó con el mismo objeto el comisario de policía con 10 guardias civiles, llevando el encargo de este gefe político de que no consintiera acompañase nadie al marqués en su entrada en esta ciudad; debemos hacer justicia al celador, que con los mejores modales comunicó dicho mandato, el cual fué obedecido después de un ligero debate, mas como quiera que desde esta población hasta Espinardo era tan grande o mayor el concurso que el que había quedado en Molina, no pudo evitarse que su entrada la hiciera rodeado de una infinidad de personas de ambos sexos mezcladas con guardias civiles y policía, que á porlia procuraban colocarse próximos á su carruaje. Los moderados, gente meticulosa y de mala ralea y á quienes tan sensible les era ver esta magnílica como espontánea ovación, trataron de desvirtuarla por cuantos medios estaban en sus manos, lo que si bien en parte consiguieron, pasaron por el duro trance de ver al marqués en medio de siete a ocho mil almas. Esta recepción le ha valido al comisario la suspensión de su destino, medida tanto mas arbitraria cuanto que él cumplió con las órdenes que se le habían comunicado y que por nadie fueron infringidas; la serenata que había dispuesta para la noche fué suspendida de orden del gefe político. Entre los muchos recursos que han puesto en juego estos situacioneros para retraer al pueblo en este dia, fué uno el haber registrado la casa de un fabricante de paños y bayetas a pretesto de tener armas, en cuya operación tuvo la mayor gloria el célebre alcalde Cortina, fuerte progresista hasta el 43; también la casa y parador llamado de Rubio sufrió su visita con el mismo objeto que la de Burgueros.
El marqués de Camachos en premio de sus disgustos y persecuciones ha recibido la ovación mas grande que pueden dispensar no uno sino muchos pueblos; creemos habrá quedado satisfecho de las simpatías que por él tienen los murcianos".


El dia 10 de septiembre de 1847 "es repuesto en su destino por el Gobierno el Comisario de Policía de esta capital que el señor gefe político tenía suspenso por no haber cumplido con toda exactitud las órdenes de dicho señor en el dia de la entrada en ésta del señor marqués de Camachos. Sin duda el gobierno no habrá tenido por suficientes las razones del gefe político cuando le ha devuelto su destino al señor comisario". Con seguridad tuvo que ver Don Pedro en esta decisión del Gobierno.

El 4 de octubre fue nombrado de nuevo Presidente Narváez, quien designó como mano derecha y Ministro de Fomento al conservador Bravo Murillo. El nuevo gobierno fue en principio estable hasta que la Revolución de 1848 que recorría toda Europa, protagonizada por el movimiento obrero y la burguesía más liberal, provocó insurrecciones en el interior de España, duramente reprimidas; además se produjo la ruptura de relaciones diplomáticas con Gran Bretaña al considerarla partícipe e instigadora de los movimientos carlistas en la denominada Guerra de los Matiners. Narváez actuó como un auténtico dictador enfrentándose a la Reina, al Rey consorte, a los liberales y a los absolutistas. La situación de enfrentamiento duró hasta el 10 de enero de 1851 cuando se vio obligado a dimitir para ser sustituido por Bravo Murillo.

En 29 de abril de 1848 se exilia a Don Pedro forzoso a Valladolid y después a Bayona (Francia) junto a su hermano Don Julián y a varios cabezas del partido progresista. Parece ser que como lider liberal podía incitar rebeliones.

Según el periódico del 3 de mayo de 1848: "Ayer a las dos de la madrugada invadió la policía las casas de los señores hermanos marqués de Camacho y don Julián Rosique, con un aparato imponente, y sin darles siquiera un corto término se les hizo salir para Valladolid, escoltados por la guardia civil, siendo cosa que ha llamado la atención y ha estrañado mucho que estas comisiones fuesen evacuadas por los oficiales de la gefatura política, y no por el comisario de policía o de protección pública...". "...Tenemos entendido que dicho prelado (obispo) se ha presentado a la señora marquesa de Camachos a ofrecerle las seguridades de su consideración y respeto".

Desde Bayona, Don Pedro publica varios comunicados en los periódicos para evitar que le expropiaran sus tierras.

En 31 de enero de 1849, según el Clamor Público, don Pedro llega a Madrid procedente del exilio.

En 1850 Don Pedro era de nuevo Administrador del Hospital Provincial de San Juan de Dios de Murcia.

En octubre de 1851, el periódico se lamenta que don Pedro no se presente por la candidatura progresista, parece que este partido ya está de capa caida.

En 1852 Don Pedro dirige e impulsa con energía la realización de las obras del ferrocarril del mediterraneo Albacete-Cartagena.

En el periódico La Epoca de Madrid: "Ha tenido lugar en efecto en Murcia la gran junta convocada para tratar la cuestión del ferro-carril del Mediterráneo. Han concurrido dos representantes por cada ayuntamiento de la provincia, dos de los principales contribuyentes de cada pueblo, delegados de la junta de comercio, de otras corporaciones y cuantas personas notables por su posición y arraigo creyó conveniente citar la primera autoridad. Una comisión de Cartagena hacia dos días se hallaba en Murcia, siendo compuesta de sugetos distinguidos. En la primera reunión se acordó nombrar una junta formada de nueve individuos, numero igual al de los partidos judiciales de la provincia. Componen aquella, entre otros, los señores marques de Camachos, don Ramón Baquero y don Salvador Marín Baldo, quienes en el término de veinte y cuatro horas deben presentar a toda la reunión las bases mas aceptables para construir la empresa del ferro-carril desde Cartagena á Albacete".

En el periódico El Clamor Público, en su edición de Madrid, de fecha 12 de septiembre de 1852 se menciona en la sección de Política: "Escriben de Murcia que el señor marqués de Camachos, individuo de la comisión provincial para constituir una empresa de ferrocarril desde Cartagena a Albacete, debe llegar en breve a Madrid. El objeto de su viaje es conseguir del gobierno que se resuelva a hacer por cuenta del Estado el camino de hierro desde Albacete a Cieza, pues en tal caso la provincia de Murcia se obligará a terminarlo hasta Cartagena, contando ya con unos cuarenta millones para las diez y seis leguas que tiene de estensión".

Cartagena, con su arsenal militar y su posición en el Mediterráneo, no pasaba desapercibida a los ojos del ferrocarril, ni tampoco lo hizo para MZA. Desde 1852 se venían estudiando distintas alternativas para la construcción de un ramal que partiera de la línea Madrid-Alicante hasta Murcia y Cartagena. Finalmente el gobierno saca a subasta en 1860 la concesión ferroviaria, que iría por Albacete. Como en otras ocasiones, José de Salamanca se hace con la concesión para finalmente transferirla a MZA. A pesar de las polémicas en torno al punto de enlace con el ramal que iría finalmente a Cartagena, Albacete ganaría finalmente la apuesta y para 1863 ya se encontraban inaugurados algunos tramos, como la sección Murcia-Cartagena. Si bien ya funcionaba el servicio en la zona baja de la línea, en la zona alta después de algunas discusiones pudo también completarse el trabajo a un ritmo rápido y así, la línea completa (con unos 240 km en total) fue finalizada oficialmente el 27 de abril de 1865. El punto de enlace, después de tanta polémica, estuvo realmente en Chinchilla, no muy lejos de Albacete. En la Plaza del Marqués de Camachos, con motivo de la llegada de Isabel II para la inauguración del ferrocarril se levantó un arco, del que hoy no queda más que testimonio histórico y una fotografía. Don Pedro pudo ver el ferrocarril llegar a su ciudad antes de morir. Curiosamente murió en Madrid y su cadaver viajó en tren hasta Murcia.

En 1853 según la "Guía de forasteros en Madrid" de 1853, Don Pedro era ya Caballero de la Real Maestranza de Sevilla que requería nobleza de sangre para su ingreso.

El Bienio Progresista (1854–1856).
Durante el gobierno conservador de Bravo Murillo se evidenció un alto grado de corrupción fruto de un crecimiento económico desordenado y de intrigas internas por obtener ventajas en las concesiones públicas, situación en la que estaba implicada la propia familia real al completo. Bravo Murillo, al que muchos consideraban un servidor público honrado, cesó en 1852, y le sucedieron tres gobiernos hasta julio de 1854. Mientras tanto, Leopoldo O'Donnell, antiguo colaborador de la ex Regente María Cristina, se unió a los moderados más liberales y trató de organizar una sublevación, contando con un buen número de oficiales y con algunas de las figuras que, años más tarde, fueron destacados políticos como Antonio Cánovas del Castillo. El 28 de junio O'Donnell, que se había ocultado en Madrid, se unió a diversas fuerzas y se enfrentó con las tropas leales al gobierno en Vicálvaro, en lo que se conoce como La Vicalvarada, sin que resultara un vencedor claro. A lo largo de junio y julio se unieron al alzamiento otras tropas en Barcelona. El 17 de julio, en Madrid, civiles y militares salieron a la calle en una sucesión de actos violentos, poniendo en peligro la vida misma de la madre de la Reina, María Cristina, que debió buscar refugio. Las barricadas y el reparto de armas dieron la victoria a los insurrectos.

Tras algunos intentos desesperados de la Reina por nombrar un Presidente del Consejo que contuviera las algaradas, finalmente se rindió a la evidencia y, siguiendo el dictado de su madre, nombró a Espartero Presidente. Con él se inició el llamado Bienio Progresista.

El 28 de julio de 1854 entraron en Madrid Espartero y O'Donnell aclamados por la multitud como héroes. Espartero que se vio obligado a nombrar Ministro de la Guerra a O´Donnell debido a su popularidad y al control que ejercía sobre amplios sectores militares. Esta comunión entre ambos, aparentemente fieles uno al otro, no estuvo exenta de problemas. Mientras que O´Donnell trataba de contrarrestar las prácticas liberales progresistas de Espartero en cuanto a su posición sobre la Iglesia y la desamortización, el antiguo regente buscaba un camino hacia el liberalismo en España muy influido por su propia personalidad y los cambios que se operaban en Europa.

Así pues, el bienio será un periodo marcado por la coalición entre moderados más de "izquierdas" y progresistas más de "derechas" en el que se reinstauran leyes progresistas como la de ayuntamientos, la Milicia y se redacta una nueva constitución que no llega a ser promulgada. La obra legislativa principal del Bienio son las reformas económicas, destinadas a consolidar a la clase media. Entre las medidas económicas están la desamortización de Madoz y la ley de ferrocarriles.

La nueva desamortización afecta a los bienes de los ayuntamientos y en menor medida a la Iglesia, a órdenes militares y a algunas instituciones benéficas. El número de bienes nacionalizados es mucho mayor al de 1837. Los objetivos son sanear la hacienda y pagar las obras de construcción del ferrocarril. Esta desamortización tiene graves consecuencias: para los ayuntamientos, perder tierras supone perder uno de los principales medios de financiación.

La Ley de ferrocarriles se publica en 1855 para regular la construcción de la red ferroviaria, así como para buscar inversores para su desarrollo. En España no había grandes inversores, así que el capital es extranjero. Además, la infraestructura y los trenes eran ingleses, lo que no favorece a la siderurgia española. Además el ancho de vía era distinto al europeo. Así que el ferrocarril no llegará a ser el negocio que se esperaba.

El 9 de agosto de 1854 Don Pedro toma posesión de la Gobernación de Murcia, cargo nombrado por la Reina Doña Isabel II y firmado por el presidente del consejo de Ministros Don Baldomero Espartero. En el periódico Las Provincias de Levante se publica "...fue nombrado Gobernador de Murcia el Jefe de los Liberales, de pura historia progresista, Don Pedro Rossique Hernández, Marqués de Camachos y de Casa Tilly, Vizconde de Everardo, político de alta talla...".

El 7 de noviembre de 1854 la Reina Doña Isabel II concede a Don Pedro la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. La Orden Española de Carlos III fue establecida por el Rey Don Carlos III, mediante Real Cédula de 19 de septiembre de 1771 con el lema latino «Virtuti et merito», con la finalidad de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. Esta alta distinción tiene la mayor categoría de las órdenes premiales en España, por encima solo está el Toisón de Oro, su tratamiento es de Excelentísimo Señor.

El primer hecho importante al que tuvo que hacer frente Don Pedro como Gobernador se relata a continuación:
".....El día 3 de mayo 1855 regresa a Cartagena Gabriel Ruiz y Giménez, que tomará posesión de su cargo y empleo de alcalde electo el día 6. El acto resulta de lo más festivo ya que se realiza una bienvenida con la banda de música de la Milicia Nacional, desfile de una compañía con bandera y asistencia del gobernador, marqués de Camachos. Demasiada fiesta para recibir a una persona que, aunque muy liberal y progresista, actuaría con total cobardía en cuanto la ocasión lo requiriese, y sería pronto (a poco más de dos meses de tomar posesión, con la llegada de la epidemia de cólera morbo el 23 de julio).
Es muy gráfica, en este sentido, la sesión extraordinaria celebrada en las salas capitulares del Ayuntamiento a las 10 de la mañana de ese día, convocada y presidida por el gobernador civil de la provincia, marqués de Camachos. Su Excelencia convoca en esta reunión al Ayuntamiento y a las Juntas de Sanidad Marítima y Terrestre para saber qué harían sus miembros en caso de ser invadida esta población por el cólera morbo, si permanecerían en ella para cumplir con sus deberes o si se irían. A la pregunta responden lo siguiente:
-D. Gabriel Ruiz, alcalde primero, afirma que debido a la época del año en que nos encontramos tiene que ausentarse indefinidamente para atender la cosecha y demás trabajos de sus tierras en Lorca.
-D. Pablo José Verger, alcalde tercero, igualmente se ausentará para atender sus tierras en estas fechas.
-D. Bartolomé Spottorno se ausentará si así lo requiere su cargo de vicecónsul de los Países bajos.
-D. Bernardo Peñafiel, D. Pedro Sastre, D. Andrés Gabarrón, regidores, si están dispuestos a seguir en sus puestos.
-D. Juan Mínguez, síndico, también se quedará aunque el cólera invada la ciudad.
-El resto de regidores se marcharán si hay cólera.
-De la Junta de Sanidad Terrestre sólo están dispuestos a permanecer en su puesto tres miembros, los otros cinco se marcharían.
-La Junta de Sanidad Marítima permanecerá entera en su puesto. Además se presentan voluntarios para cualquier necesidad dos médicos y el alcalde segundo del anterior ayuntamiento D. Salvador Carreras.
Tras escuchar las explicaciones de cada uno de los señores presentes el Excmo. Sr. Gobernador levanta la sesión. El 17 de Agosto se lee en sesión extraordinaria una carta de Su Majestad la Reina en la que pide se excite el espíritu religioso y humanitario de los miembros del Ayuntamiento para que permanezcan en sus puestos en caso de epidemia, ya que su marcha dejaría a la ciudad desamparada, además del funesto ejemplo dado a los ciudadanos. Pero tan valerosos terratenientes no tienen mucho espíritu religioso, ni tampoco el humanitarismo progresista liberal es demasiado fuerte, por lo que se reafirman en lo ya dicho.
Ante la gravedad del caso, el gobernador civil de la provincia, el marqués de Camachos, reúne en pleno extraordinario a varios prohombres componentes del Ayuntamiento desde el pronunciamiento cívico de julio de 1854 hasta final de ese mismo año, encabezados por José María Vera. Se les pregunta si estarían dispuestos a asumir los puestos anteriores en caso de invasión de cólera morbo, ya que el actual Ayuntamiento y juntas de sanidad, casi en su totalidad, afirman ausentarse de la ciudad en tan desgraciado caso. Todos responden que se quedarán en Cartagena en cualquier caso pero que no aceptan volver a los cargos.
El día 21 de agosto de 1855, en sesión extraordinaria presidida por D. Gabriel Ruiz, el secretario del Ayuntamiento lee un oficio del gobernador en el cual, visto el resultado de la pregunta hecha por él mismo y de la excitación hecha por S.M. la Reina a los señores alcaldes, concejales y juntas de sanidad, y ante el resultado negativo mayoritario de la cuestión, procede a relevar de sus cargos a dichos señores y a nombrar a los siguientes: leído el oficio, el hasta ahora alcalde Gabriel Ruiz posesiona a Francisco Martínez López y abandona la sala. El nuevo alcalde toma juramento a los nuevos concejales y síndico, que juntamente con los que decidieron no huir, forman el nuevo Ayuntamiento.
Francisco Martínez fue ya regidor en el primer momento de la revolución y también lo había sido hasta 1843 cuando cae Espartero, por tanto podemos asegurar que se trataría de un progresista de los más avanzados. Era titulado en Medicina y Cirugía y no tenía tierras que cosechar, ni intereses comerciales que cuidar; fue de los pocos que acudió a la llamada del gobernador para no dejar a la ciudad sin dirección con el peligro de epidemia. Este Ayuntamiento sería el que permanecería hasta el final del Bienio, ya que se suspendieron las elecciones municipales hasta que fuera formada la nueva Ley de Ayuntamientos que se estaba discutiendo en las Constituyentes. La ley nunca vio la luz porque el gobierno de Espartero volvió a caer antes, y al pobre Francisco Martínez le tocó ver cómo la revolución se tornaba contrarrevolución, cómo la Milicia Nacional era desarmada de nuevo y cómo los moderados más retrógrados, los mismos que huían con oír sólo la palabra epidemia, de nuevo estaban en el Ayuntamiento. "


Don Pedro todavía Gobernador, tuvo que ocuparse de las inundaciones de Murcia lo que le valió la Cruz de la Beneficiencia de primera clase. A continuación el escrito de concesión que se publicó en la Gaceta de Madrid el 29 de junio de 1856 :
"Excmo. Señor: Enterada la Reina de los nobles sentimientos de V.E., anticipando a la junta de hacendados de esta capital la suma de 400.000 reales de su bolsillo particular para la grande obra de rehacer la presa desbordada del rio Segura; y considerando la consternación que se hallaba esa ciudad, y los inmensos daños que ocasionaba su rotura a toda la huerta, se ha servido conceder a V.E. la Cruz de Beneficiencia de primera clase, como un testimonio de lo gratos que le son siempre tales actos de filantropía, siendo la voluntad de S.M. que para satisfacción de V.E., y que pueda su ejemplo servir de estímulo en ocasiones de esta clase, se publique esta resolución en la Gaceta. De Real Orden lo digo a V.E. para su conocimiento y satisfacción. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid a 26 de julio de 1856. Señor Marqués de Camachos, Gobernador de la provincia de Murcia."

Por otro lado aumenta la conflictividad social, como en el alzamientos en Barcelona en contra del reclutamiento forzoso, de los bajos salarios y de las largas jornadas laborales. El gobierno reacciona introduciendo algunas mejoras laborales y el derecho de asociación. La crisis definitiva llega en 1856, con numerosos alzamientos que obligan a Espartero a dimitir. La reina nombra a O’Donnell como jefe de gobierno.

La experiencia del bienio terminó cuando se consumó la ruptura entre los dos "espadones", los generales Espartero y O'Donnell. Este último había ido pergeñando la Unión Liberal mientras convivía con Espartero en el Gobierno. Las propias elecciones a Cortes Constituyentes de 1854 dieron un mayor número de escaños a los partidarios del primero que del segundo. Así las cosas no es de extrañar que los intentos de convivencia naufragasen al tiempo de la desamortización de Madoz y la cuestión religiosa, al presentarse ante las Cortes un proyecto que declaraba que nadie podía ser molestado por sus creencias. La propuesta fue aprobada y se rompieron las relaciones con la Santa Sede, decayendo el Concordato de 1851. Pero O'Donnell no estaba dispuesto a que esta situación se perpetuase. Espartero, consciente de la situación, activó sus resortes en defensa del liberalismo movilizando a la Milicia Nacional y a la prensa en contra de los ministros moderados, pero la Reina prefirió conceder la jefatura del Gobierno a O'Donnell ante una situación tan inestable, a la que se sumaban las sublevaciones carlistas en Valencia y una grave situación económica. Ambos bandos se enfrentaron en acciones militares en las calles los días 14 y 15 de julio de 1856, donde Espartero prefirió retirarse.

El 25 de julio de 1856 la Reina Doña Isabel II le admite a Don Pedro la dimisión del cargo de Gobernador de Murcia, firma el presidente del consejo de Ministros Don Leopoldo O'donnell. Coincide con la salida del Gobierno de su amigo y compañero el General Don Baldomero Espartero.

Los lorquinos querían un gran teatro en su ciudad. El anterior teatro de La Higuera ubicado en un local, no era lo que la ciudad necesitaba. Los primeros en mostrar esta preocupación fueron el marqués de Camachos, Pedro Muñoz, Andrés Gómez y Juana Rocafull, que crean una sociedad en 1857, aportando 260.000 reales, mediante acciones para empezar la construcción del teatro Guerra de Lorca.

En 1857 decide ingresar en la prestigiosa Orden Militar de Santiago.

Los títulos nobles concedidos por Rey Don Carlos VII de Nápoles, Infante de España, fueron considerados durante su reinado como Don Carlos III de España, como Títulos del Reino. Hasta el Real Decreto de 24 de octubre de 1851 no se trataron como Títulos extranjeros.

En 1858 Don Pedro solicita en nombre de su mujer la conversión del título extranjero marchese di Camachos en título de Castilla.

La Reina Doña Isabel II le concede la conmutación a título de Castilla, firmando el Real Decreto en Gijón el 8 de agosto en 1858, y el diploma en Palacio (Madrid) el 24 de septiembre de 1858. A continuación su mujer le cede el título en escritura pública, y ese mismo año la Reina aprueba la cesión y sucesión en el título de marqués de Camachos a favor de Don Pedro, firmada en Aranjuez el 10 de mayo de 1859, creando con ésto, una nueva cabeza de línea en Don Pedro.

En 13 de septiembre de 1859 se le nombra Senador del Reino vitalicio. 

Según el libro "Homenaje al profesor Juan García Abellán", escrito por Juan García Abellán, en el año 1861 el marqués de Camachos era uno de los principales patrocinadores del festejo murciano del entierro de la sardina, ya que entonces no existían los grupos sardineros. 

Desde su alta posición en el Senado, trabaja activamente en la creación de los registros civiles. No llegó a ver el fruto de su trabajo, pues el registro civil no se implantó en España hasta 1871.

El 12 de junio de 1861 fallece su mujer Doña María Dolores en Cartagena. No deja descendencia. El periódico La España de Madrid publica su necrológica el 17 de julio: "Muy sentida ha sido en general esta natural desgracia, y nada más justo que tal tributo, cuanto que, la inagotable caridad de la finada, para con todos los desgraciados, y lo bello de su corazón generoso, la hacían merecedora del aprecio general. Séale la tierra ligera."


Hereda Don Pedro todos los títulos, vinculos y mayorazgos que su difunta mujer poseía (mayorazgos de Panés, de Everardo-Tilly y fortuna personal de Don Francisco de Borja). Al extinguirse, con la muerte de Doña María Dolores, toda la descendencia de la primera hija del V Capitán General de la Armada Don Francisco Javier Everardo-Tilly y García de Paredes, I Marqués de Casa Tilly y I Vizconde de Everardo, la línea sucesoria principal pasaba directamente a Don Pedro, nieto varón primogénito de la segunda hija del Almirante.

El 20 de diciembre de 1862 se le expide la Real Cédula de sucesión en el marquesado de Casa Tilly.

El 12 de febrero de 1864 nace en la Corte de Madrid (Palacio Real) 
la infanta doña María Eulalia de Borbón, hija menor de la Reina Doña Isabel II. El marqués de Camachos que se halla en la habitación contigua, firma el acta de nacimiento como uno de los testigos principales.

El 15 de abril de 1864 obtiene Don Pedro Real despacho concediendole licencia para contraer matrimonio con Doña Rita Pagán y Ayuso. Hasta hace poco tiempo los títulos del Reino necesitaban solicitar autorización al monarca para contraer matrimonio. En el expediente instruido se recopilaba documentación genealógica e informes de la contrayente.

En noviembre de 1864 casa Don Pedro con Doña Rita Pagán y Ayuso. Padres de: Don Pedro, Don Julian, Don Enrique y Don Francisco de Asís.


Don Alejo de Molina y Saurín, V Vizconde de Huerta, deja como heredero universal a su amigo y compañero el marqués de Camachos. Nacido en 1797 en Murcia, fallecido en 1865 allí; fue procurador síndico general, caballero de la Orden de Santiago (ingresó en 1857, mismo año que el marqués), cruz de la beneficencia 1º clase (otorgada al mismo tiempo al marqués), senador del Reino, publicado su ingreso en el mismo boletín que el marqués. 

En 1868 muere Doña Rita Pagán en Murcia.

En 1869 muere Don Pedro en Madrid de aplopejía y su cadáver es trasladado a Murcia. En un periódico se publica: "Ayer ha fallecido en Madrid el Señor Don Pedro Rosique, marqués de Camacho, rico propietario de Murcia. Su cadaver, para ser trasladado a dicha ciudad, ha sido embalsamado en presencia del subdelegado de Sanidad, doctor Casas, por los Sres. Martínez de Molina, catedrático de medicina, y Somolinos, farmaceútico de esta capital.".


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